Wigalois, el cómic transversal

Despues de 25 años dibujando sólo algún cómic esporádico, enfrentarse a un album de 60 páginas es una responsabilidad un poco acongojante.
Y es que, recordando viejos tiempos, sabía que hasta que llevas un montón de viñetas con un personaje, hasta que empiezas a cansarte del mismo careto, 8 o 10 veces por página, no le coges el tranquillo y el tipo empieza a parecerse a si mismo.Por eso nunca empiezo una serie por la primera página, ni nunca termino una página, ni incluso una viñeta, antes de empezar otra. Trabajar en batería, (¿no trabajan en el cine, escenas a salto de mata y luego las montan?) tiene sus ventajas.
Una de ellas es que una vez abocetada la página, trabajar las mejores viñetas, las de más lucimiento, ilusiona y se nota en el resultado, las de recurso, las de relleno, ya se harán en su momento.
Otra ventaja, es que en si empiezas por el principio, aun no te has hecho con el personaje, mejor es que las viñetas en que no se parece mucho a si mismo, se repartan por ahí.
Y por último, el tiempo, siempre falta tiempo al terminar un cómic, quien trabaja por órden, seguro que las últimas paginas estan hechas un poco " a correcuita" como decimos en Cataluña, las diez o quince ultimas viñetas, a contrarreloj si estan repartidas, nadie las nota.

Wigalois es un personaje superpopular en la comarca alemana de Nuremberg, aparece por los ayuntamientos, incluso el poeta que en siglo XIV escribió los poemas, tiene escultura en la plaza.
El encargo, por medio de Comicon, vino de una fundación y unos entes municipales y comarcales.
El escritor y poeta Manfred Schwab, estudioso del tema, adaptó la historia, una historia Artúrica, logicamente farragosa.
Cristof Ruoss, director artístico de Comicón lo puso de pié, o sea en viñetas y lo controló hasta el ultimo momento, dándole un aire neogótico, adecuado al caso.

El resultado ha sido un album de factura clásica, sin alardes vanguardistas pero lejos de la línea clara (que por otro lado, no sabría abordar) Pude componer páginas al estilo Warren de los 70, que tampoco está tan lejos en los tiempos que corren y... ahí está.

Comprendí mejor el porqué dei estilo, del diseño de la cubierta, del fondo de las paginas color pergamino, en la presentación en Graffenberg en mitad de una fiesta medieval, a la que fuí invitado.
Las personas que se acercaron a la firma de albumes, era de lo más variopinto, abuelos dispuesto a contar las aventuras del héroe popular a los nietos, familias enteras con hijos disfrazados de Wigalois o de Princesa, tias dispuestas a regalarlo al sobrino el dia del aniversario.
Si el cómic convencional tiene un público potencial, este no parecía ser precisamente el de nuestro cómic.
Y a ese público transversal, los entes alemanes (que no dan puntada sin hilo)
dirigieron el album.
Gracias a ellos por la confianza.

El color digital,(menos la cubierta que la pinté a mano) corrió a cargo de Jordi Bartoll.